México permite regreso de ambientalistas al Mar de Cortés
Ciudad de México. – El grupo ambientalista Sea Shepherd dijo el jueves que el gobierno mexicano le permitirá regresar al Golfo de California para ayudar en las tareas para salvar a la vaquita marina, una especie en peligro crítico, pero que no le autorizará retirar redes de pesca ilegales.
La decisión marca el más reciente paso del gobierno mexicano que parece dar igual peso a la soberanía y a los intereses pesqueros por un lado, y a la suerte del mamífero marino más amenazado en el mundo por el otro. Se piensa que solamente quedan unos 10 ejemplares de las elusivas marsopas en el Golfo de California (también llamado Mar de Cortés), el único lugar que habitan, y no pueden ser mantenidas ni criadas en cautiverio.
Durante años, México ha dependido de Sea Shepherd para retirar la mayoría de las redes ilegales que atrapan y asfixian a las vaquitas, al tiempo que hace relativamente poco para combatir los ataques violentos de los pescadores furtivos contra los barcos ambientalistas. El grupo estima que ha retirado unas 1.000 redes agalleras en los últimos seis años.
Desde entonces, el trabajo de localizar y retirar redes ilegales ha quedado en manos de la Marina Armada mexicana, que ha hecho poco para impedir que los pescadores coloquen las redes para atrapar la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es considerada un manjar en China y se vende por miles de dólares el kilogramo.
El nuevo acuerdo deja el proceso de retirar las redes a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca de México, una entidad notoriamente poco confiable y pro pesca.
Sea Shepherd dijo que según el acuerdo, anunciado el jueves pero firmado en agosto, le avisará a la Armada sobre cualquier red que encuentre, y añadió que “las redes serán recuperadas y entregadas por la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca de México”.
El presidente de Sea Shepherd, Pritam Singh, elogió el acuerdo, diciendo que “le permitirá a los barcos de Sea Shepherd regresar al Golfo, dándole a la vaquita una oportunidad de sobrevivir”. Pero el acuerdo parece reflejar la posición del presidente Andrés Manuel López Obrador contra la interferencia extranjera y su deseo de equilibrar los intereses de los pescadores y las especies en peligro.
“No necesitamos que desde el extranjero nos digan o impongan sanciones a los pescadores o a nuestro país”, dijo López Obrador en junio. “Podemos ponernos de acuerdo, que haya equilibrio entre la actividad pesquera, la actividad productiva y el cuidado de las especies”.
La medida anunciada remplaza la zona libre de pesca en el norte del Golfo de California con una serie de penalizaciones si más de 60 embarcaciones pesqueras son vistas en el área en múltiples ocasiones.
Dado que México se ha mostrado incapaz de hacer cumplir las restricciones actuales —que prohíben embarcaciones pequeñas en el área— las penalizaciones variables parecen también destinadas a la irrelevancia. Por ejemplo, la agencia de pesca dice que utilizará a 60% de sus inspectores si se ven 20 embarcaciones pesqueras o menos en el área restringida.
El acuerdo anunciado el jueves parece ser un intento de evitar ataques contra las embarcaciones de los ambientalistas, que han sido atacadas incluso con personal de la Armada de México a bordo.
Las redes confiscadas son costosas, por lo que los pescadores a menudo hostigan a los ambientalistas para tratar de recuperarlas. Los pescadores dicen que no han recibido compensación del gobierno mexicano por los ingresos perdidos. Grupos que representan a los pescadores no estaban disponibles de momento para comentar.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México ha dicho previamente que la baja en el número de vaquitas y la reducción del área en que han sido vistas en años recientes justificaba reducir la zona de protección, que en teoría llegó a cubrir la mayor parte del norte del Golfo de California.
Formalmente conocida como la “reserva” de las vaquitas, esa zona comienza en el delta del río Colorado y se extiende al sur más allá del pueblo pesquero de San Felipe y cerca de Puerto Peñasco.
Pero a medida en que los números de la marsopa se redujeron a unas pocas decenas y luego a menos de una docena, científicos y ambientalistas decidieron hacer un esfuerzo final para extender la zona de tolerancia cero a la pesca, un área mucho menor donde las últimas vaquitas fueron vistas.
Sus números son confirmados por aparatos de escucha subacuática que trazan los sonidos que hacen los animales, incluso cuando los avistamientos son raros.
Fuente: AP